La historia colonial latinoamericana nuevamente toma espacio en Ceteris Paribus a través del trabajo de Jenny Guardado quien es profesora de la Universidad de Georgetown. Entre sus investigaciones resalta la venta de cargos públicos en Perú y el comercio ilegal en México durante el período colonial.

 

Con la bienvenida, el economista y anfitrión Ángel Alvarado inició contextualizando, “la corrupción y los mercados ilegales tienen raíces profundas en América Latina. La venta de cargos públicos y el contrabando tiene un origen colonial y las consecuencias de estas prácticas persisten en el tiempo, tanto en el tipo de instituciones que evolucionaron, como en la cultura. Incluso en fenómenos recientes como el caso del movimiento guerrillero sendero luminoso en Perú».

 

Ángel A. – ¿En el período colonial los corregidores o alcaldes mayores de las colonias hispano americanas, cómo se nombraban y qué pasó a partir de la Guerra de los nueve años en el siglo XVII?

 

Jenny G. – Sí, es una pregunta que suena fácil, pero es difícil de responder porque el imperio español en ese tiempo, alrededor del siglo XVIII y finales del siglo XVII era bastante complejo, no eran solamente los corregidores, existían varios niveles de administración, empezando por el rey, su representante el virrey que a su vez tenía un contrapeso en la audiencia y que a su vez supervisaban a estos oficiales llamados corregidores y alcaldes mayores. Dentro de este entramado institucional tenemos la figura del corregidor y alcalde mayor que era bastante importante en el tiempo y esto era porque tenían funciones particulares, o sea, los corregidores y alcaldes mayores gobernaban un territorio parecido al de una provincia, digamos no era tan extenso como lo que fuera hoy un país, sino, digamos una provincia interna y sus funciones eran dos: la primera, fiscal, eran los encargados de recaudar los impuestos reales, especialmente de la población indígena, y además tenían funciones judiciales, eran los que servían de jueces en pleitos civiles, incluso en casos criminales, eran básicamente los jueces de primera instancia en esas provincias. Si te fijas, ese es un cargo muy específico porque eres tanto recolector de impuestos como juez, es decir, si no pagas tus impuestos era fácil que también saberlo, hacer algún cargo, poder castigar o mandar a la cárcel a cualquiera que no cumplía esas funciones.

 

Ángel A. Entonces, este cargo lo nombraba el rey de España.

 

Jenny G. – Sí, este cargo era nombrado por el rey generalmente. Lo podía nombrar el virrey también porque conocía directamente las provincias y sabía cuál estaba desocupada, así los virreyes tenían una función importante de nombrar a los corregidores, pero el rey también adjudicaba a sí mismo en la función de nombrar a corregidores y alcaldes mayores. Esto fue antes alrededor digamos de los 1670, después de esa fecha va a cambiar el modo en el que estos oficiales se van a hacer nombrados.

Ángel A. – Y entonces ese modo que cambia abre la posibilidad a que los Criollos pudieran acceder a más cargos, pero al mismo tiempo era una práctica que podría o que incentivó la corrupción. Entonces, ¿por qué esto es así? ¿Qué fue lo que ocurrió y qué fue que hizo que ese que esa práctica cambiara?

 

Jenny G. – Claro. Antes de 1770 los corregidores y alcaldes mayores eran nombrados por el virrey y el rey, pero a partir de esa fecha la corona española se encontraba en una situación fiscal muy apretada debido a diversas guerras en las que se encontraba en Europa, tenían la guerra de los nueve años, luego la guerra de sucesión y para entonces la situación fiscal real en España era difícil. La solución para poder encontrar más recursos fue vender los cargos en lugar de nombrarlos. En lugar de que el virrey los nombre, ahora será el rey quien va a poder nombrar a todos los alcaldes mayores y así poder recolectar algo de recursos fiscales.

Si bien no servía para pagar la guerra persé, servía para financiar gastos de la casa real, por ejemplo, existen anécdotas de que la situación fiscal era tan apretada que el rey de España no podía ir a su viaje de verano que hacía cada año al escorial hasta que vendió uno o dos puestos para poder pagar su viaje. También, cuando el Rey Carlos II falleció no había dinero para el funeral, se tuvo que vender unos puestos y eso es lo que comentan los historiadores. Realmente, estaba ajustada la situación fiscal en el momento y la venta de cargos es una forma de poder recolectar ese dinero y poder solventar uno de estos gastos que existían en el tiempo.

 

Ángel A. – Digamos, como el rey necesitaba dinero, esto es una práctica corrupta porque al final estás dando dinero por un cargo y supuestamente, habría algunos retornos de esa inversión en el caso de la venta de la oficina ¿Cuáles eran las oportunidades de lucro que brindaba esa oficina y por qué esto abre las puertas a la corrupción?

 

Jenny G. – Claro sí, para empezar hay que decir por qué el criollo quería esta posición y la razón era porque normalmente los criollos no eran nombrados para estos puestos. Existía una preferencia de la corona y del rey por nombrar a españoles, porque había preocupación de que no fueran leales o que crearan redes de interés, pero en el momento en que se abren estos cargos a la venta, los criollos vieron una oportunidad para acceder a puestos que normalmente no podían acceder. Eso fue una oportunidad, pero en sí, lo que los criollos preferían eran las de las audiencias; estas audiencias eran puestos con más rango, con más poder, con más habilidad de crear política en los espacios en los que estaban gobernando, entonces, esas posiciones fueron particularmente atractivas para los criollos corregidores y alcaldes. Algunos criollos tomaron la oportunidad, pero como eran de corto plazo, era un puesto que sólo iban a ocupar por cinco años, era visto más bien como una oportunidad de enriquecerse <<voy, tomo esta inversión, hago dinero, regreso a España o regreso a lo que estoy haciendo>> no era una forma de hacer política pública en donde vivía eso era más en los otros.

 

Ángel A. – ¿Cuántas audiencias habían en Perú y cuántas habían en general?

 

Jenny G. – En 1700 habían 11 audiencias en todo el Imperio español, después, se crearon tres más: la audiencia de Cusco, la audiencia de Caracas  y la de Buenos Aires, pero alrededor de 1700 habían 11 audiencias y en Perú era la audiencia de Lima. En esa audiencia existían alrededor de 50 provincias que eran gobernadas por corregidores y alcaldes mayores. Entonces, tenemos estas dos instituciones, la audiencia que regía lo que sería hoy Perú y dentro de Perú las 50 provincias que eran gobernadas por los corregidores y los alcaldes mayores.

 

Ángel A. – ¿Cuánto costaba una audiencia y cuánto costaba un corregimiento?

 

Jenny G. – Pues el precio reflejaba claramente el tiempo que ibas a estar en tu cargo y también las posibilidades de enriquecerse. El corregimiento como era generalmente de cinco años, no había posibilidades de poder hacerlo de nuevo, su precio era alrededor de 4.000 a 5.000 pesos al tiempo, comparado con la audiencia que era un cargo de por vida o hasta que te morías o eras promovido a otra posición, el promedio era alrededor de 11.000 pesos, o sea, el doble que el del corregidor y además, era mucho más prestigioso, más importante, tenía mucha mayor incidencia económica y social que el puesto de corregidor.

 

Ángel A. – ¿Qué hacía que una audiencia y un corregimiento fueran más costosos que otros? ¿De qué dependía ese precio?

 

Jenny G. – Por ejemplo, en términos de las audiencias, dependía mucho del prestigio y del poder que tenían. Las audiencias más poderosas eran las audiencias de Lima y la audiencia de México por ser las capitales del imperio español y se formulaba política con mucha más incidencia que, por ejemplo, la audiencia de chile, claro, las otras eran prestigiosas, pero nada como ser un ministro de la audiencia de Lima. De ahí lo único más prestigioso era estar en el Consejo de Indias de Madrid, pero fuera, en el Imperio per se, era de lo más de las posiciones más altas que se podía aspirar

 

Ángel A. –  ¿Existía algún control para el que dirigía la audiencia? Cuéntanos, ¿cómo era esa relación con los indígenas y con las rentas que había allí en esa oficina?

 

Jenny G. – Claro. Las audiencias tenían un rol más judicial y más como de política pública, los oficiales coloniales que estaban en relación directa con los indígenas eran los corregidores y para ellos, esos eran los que se encargaban de recolectar los impuestos de la población indígena y ahí se ve claramente que va a haber un choque, o sea, que va a haber un choque de intereses entre “quiero más impuestos, no tengo más impuestos” entonces, es esa relación la más conflictiva en relación con la población indígena.

 

Ángel A. – Creo que aquí estamos llegando un punto importante porque siempre hay toda la literatura de las instituciones, básicamente, dice que parte del problema de América Latina es que el tipo de instituciones que se generaron eran extractivas, que se capturaba renta y no se promovía la innovación, la educación; es esta venta de oficinas públicas parte de lo que promovió el tipo de instituciones que existen en América Latina y ese impacto institucional se mantiene en el tiempo, o sea, podemos encontrar aquí una de las raíces profundas del tipo de instituciones que hay en América Latina.

 

Jenny G. – Creo que sí. O sea, si nada más vemos a primera vista cuáles eran los lugares en el imperio español que tenían mayor grado de institucionalización, mayor grado de corregidores o más burocracia y vemos donde la gente hoy percibe mayores niveles de corrupción pública, la correlación es muy alta, incluso los lugares como México, Perú o Bolivia que existía un gran entramado colonial institucional son aquellos que también hoy la gente percibe con más corrupción. Incluso comparado con lugares como Argentina, Chile donde el entramado colonial institucional era más ligero.

Entonces, mi argumento es que eso no es una coincidencia y que una de las formas en que la administración colonial se relaciona con estos problemas de corrupción que vemos hoy, es por los legados que dejaron oficiales en el tiempo, por ejemplo, el hecho de que se vendieran los cargos creaba incentivos para los oficiales de poder recuperar su inversión a cualquier modo posible, o sea, y cualquier modo posible era a veces tortura, obviamente explotación, apropiarse de cualquier excedente económico que tuviera la población porque su periodo se agotaba en cinco años para poder recuperar la inversión, se preocupaban en extraer lo más posible y lo que pasa después no es mi problema porque yo ya me voy, entonces esa es mi función. Esos incentivos hacían que, la población tuviera pocos incentivos para producir, para rebelarse como para resistir cualquier tipo de demanda que se hiciera de a las autoridades.

Esto se decía, ya sea resistir violentamente, por ejemplo, era muy común que en el periodo colonial los pueblos se levantaran o que simplemente se pusieran de acuerdo y fueran a la casa del corregidor y a veces lo apedreaban, lo correteaban o a veces lo quemaban, porque era mucho enojo que existía, como que se había roto algo de la economía moral, del pacto que existía entre la comunidad indígena y la corona, lo que estos oficiales vinieron a hacer es romper parte de ese acuerdo o de ese modus vivendi que existía.

 

Ángel A. – ¿Esto lo hacían más los criollos o el peninsular? ¿Hay diferencias en tus estudios?

 

Jenny G. – Creo que quienes más lo hacían eran los corregidores, porque ellos eran los que estaban en directo y más lo hacían aquellos que no estaban tan ligados a la corona, es decir, que no veían un futuro más allá de este puesto, como este era su oportunidad de enriquecerse, entonces, estos tipos de oficiales eran los más extractores y estos podían ser criollos porque en general sabían que no había más oportunidad que esta, pero también podían ser españoles, o sea, que decían <<este es mi chance de venir, a hacer una fortuna e irme>> entonces, lo que realmente importaba era si estaban conectados o no a la corona, porque si estaban conectados era más difícil o tenían más escrúpulos porque creían que podían ser nombrados otra vez o su reputación y su lealtad importaban, pero si no tenías esa conexión era tu oportunidad de enriquecerte.

 

Ángel A. – Ahora, entonces esto podría alimentar la narrativa de que el problema está en la colonia, pero estas élites, luego la independencia, siguieron capturando rentas, entonces esta venta de cargos públicos ¿qué impacto has encontrado tú que ha tenido esta venta de cargos en Las Guerras Civiles del siglo XIX, en los movimientos guerrilleros del siglo XX como sendero luminoso? ¿Qué persistencia encuentras en esta venta de cargos públicos en el siglo XIX y el siglo XX?

 

Jenny G. – Una pregunta importantísima porque generalmente vemos la independencia como un rompimiento, es un momento en el que finalmente liberamos el yugo español ya no vamos a tener esas políticas fiscales o mercantiles, pero cuando vemos a nivel local, algunas cosas cambiaron, pero otras cosas no cambiaron. Para empezar vamos a ver muchos de los patrones que se establecieron en la colonia como, por ejemplo, el hecho de que estos corregidores promovieron la segregación indígena, mandando o desplazando a la comunidad afuera de las ciudades y eso va a seguir en el siglo XIX, o sea, y se va a volver a exacerbar con los terratenientes y la demanda por la tierra eso va a seguir. Segundo Las Guerras de Independencia fueron una guerra de dos bandos, un conservador que quería tratar revivir ciertos aspectos del legado colonial y los liberales que querían cambiar el régimen, una nueva República.

 

Lo curioso es que, habiendo ganado los liberales o hubo una tregua o algo, pero al final alcanzaron la mayoría de las repúblicas, se volvieron liberales, pero incluso en las liberales muchas de las instituciones que fueron coloniales, fueron abolidas inicialmente y después las tuvieron que volver a instaurar, especialmente en políticas fiscales como el tributo, un impuesto colonial; sin embargo, en Perú seguía hasta 1854, en Bolivia hasta principios del siglo XX. En Guatemala se abolieron formas de trabajo coercitivo, pero luego con el boom del café a finales del siglo XIX se volvieron a revivir y esas son las mismas políticas que existían en el siglo XVIII en el siglo XVII, o sea, son políticas coloniales que se hicieron bajo un gobierno supuestamente liberal, porque respondía a necesidades más profundas de la economía como la debilidad estatal, la imposibilidad de recaudar impuestos y lo que existía era lo que funcionaba, volver a pedirle a los indígenas que fueran mano de obra forzada, vamos a volver a pedir impuestos coloniales porque no podemos construir un nuevo país, es decir, un nuevo Estado.

 

Ángel A. – De hecho, parte de la promesa de la independencia era acabar con el tributo, el impuesto a la población indígena.

 

Jenny G. – Sí y luego vuelve, o acabar con trabajos forzados, pero luego vuelven, entonces hacia finales del siglo XIX muchos regímenes se dan cuenta que tienen que usar unas de estas políticas que habían prometido acabar. En muchos lados y en algunos sentidos la colonia no acabó sino que siguió en ese tipo de políticas que vemos.

 

Ángel A. – Los peores corregimientos ¿Qué relación tienen con Sendero Luminoso en Perú en el siglo XX por ejemplo?

 

Jenny G. – Sendero Luminoso es un movimiento guerrillero que tenía una ideología maoísta, lo que ellos hicieron fue capitalizar en las condiciones existentes y hubo dos que realmente se podría decir tienen antecedentes coloniales. La primera es que existían conflictos internos, este pleito entre comunidades lo que hizo Sendero Luminoso fue aprovechar el ambiente de conflicto para poder prometer, reclutar o como decir trabajar sobre venganzas entre comunidades. La segunda es que, al tener esta historia de explotación, la pobreza, la falta de bienes públicos y estar alejado de cualquier beneficio del Estado hacía más atractiva o fácil reclutar. Aun cuando los apoyaban o no, porque si no participaban directamente al menos no los denunciaban, y eso era una oportunidad para que Sendero Luminoso se pudiera implantar en esos lugares.

 

Ángel A. – Es decir, en los lugares donde hubo mayor extracción en la Colonia, fueron lugares donde sendero luminoso pudo aprovecharse y desarrollarse mejor en el principio.

 

Jenny G. – Sí, es lo que muestra el paper, que en las etapas iniciales fueron en estos lugares, después Sendero Luminoso se expande y empieza a crear caos en muchos lados y eso ya no tiene un patrón tanto colonial, pero en la primera etapa de formación y establecimiento, eso sí es donde vemos que Sendero Luminoso tiene un precedente colonial.

 

Ángel A. – O sea, un poco el efecto, como llamamos los economistas, de la venta de cargos públicos es una persistencia en la violencia, pero también en programas culturales como la confianza, la asimilación a la nación, el caso de la población indígena, el resentimiento. Cuéntanos un poco, ¿qué efectos ha tenido esta política venta de cargos públicos y corrupción en el largo plazo y en la cultura?

 

Jenny G. – Para empezar el hecho de que en el siglo XVIII se haya creado estos incentivos hizo cambios en las normas y expectativas que los futuros ocupantes del cargo iban a tener. Si yo veo que el anterior sacó tantos pesos, se crean expectativas de que esto debe seguir. Incluso explícitamente en el tiempo, institucionalizaron políticas para que los beneficios o las prácticas que se hacían en el cargo, siguiera, a pesar de que la corona dejó de vender cargos,… ahora esto tiene un componente cultural que es muy común en Latinoamérica el hecho de que la gente percibe los políticos como gente que va a enriquecerse y hay muchos dichos sobre esto, pero también existe un lado institucional que se facilitó incluso después de la venta de cargos que fue la expectativa de vamos a estar en el puesto de gobierno, una forma de enriquecerse en el tiempo.

 

Ahora creo que la forma en la que la penalidad contribuyó en el largo plazo son tres. La primera es la población indígena que ves, pero su segregación. El hecho de que se encontraran y que la los estos corregidores y alcaldes mayores facilitarán la segregación indígena es un problema enorme para el desarrollo de estos países porque siempre va a haber como espacios en los que el Estado no llega, la población no va a tener servicios públicos, a veces son explotados con fines políticos, es difícil integrar, entonces, económicamente la segregación indígena creada en tiempos coloniales va a seguir pesando. Ahora la segunda, es que en muchos de estos lados como las provincias que eran más penales, lo que vemos es que la formación de nueva representación política en la forma de municipios fue más lenta, incluso controlando por niveles de población,… lo que pasaba era que tienes estas provincias, que existe una élite que se benefició en el tiempo colonial y vas a ver mucho menos nuevos municipios a pesar de que la población crece la representación política va a ser menor o va a existir concentración en estos élites regionales, esto lo vamos a ver especialmente en esos lugares. Esa es la segunda y la tercera es que, si vemos en Latinoamérica existe una persistencia geográfica de conflicto, siempre a través del siglo XIX y XX ha sido recurrente las provincias o sea los lugares en los que se ha visto conflicto de tierras, recabar impuestos, oposición al centro demandas por autonomía o demandas por distribución de tierras, tiene un componente geográfico muy fuerte y eso si lo vemos relacionado con lo que estaba pasando en el siglo XVIII.

 

Ángel A. – Siempre existen demandas y a veces están acá, en este tipo de instituciones que se crearon que cometieron excesos y que en definitiva no se ha entendido o no se ha estudiado y creo que tu aporte es fundamental para entender mejor la región y tratar de integrar a todas las poblaciones a hacer una sola nación o tratar de tener un tipo de instituciones que sea iguales y que sea de oportunidades para todos. Quisiera moverme y no sé si querías decir algo antes de pasar al siguiente punto que es el contrabando.

 

Jenny G. – Sobre esto, estos, son unos de los efectos que he estudiado yo creo que hay más y que creo que es una agenda abierta para latinoamericanistas de seguir explorando las formas en las que esto importa y tal vez ver los problemas de hoy como dices, con un enfoque de largo plazo, esto está pasando desde hace mucho tiempo.

 

Ángel A. – Maravilloso. La siguiente parte que también es importante es el contrabando y esto, nuevamente nos coloca en las instituciones que tiene además un carácter de mercados ilegales que sigue siendo también un tema presente en América Latina, la presencia de mercados ilegales y el desarrollo de estos. ¿Cómo es el comercio entre la metrópoli, es decir, Madrid, Sevilla y la colonia en este caso el nuevo mundo México, Perú? ¿Que se entendía como la piratería o los piratas en América Latina?

 

Jenny G. – Esa pregunta es importante también, después de los cargos es como existía ¿Cuál era el sistema mercantil que existía en el tiempo? Si vamos hacia el siglo XVIII la corona intentaba sus provincias o su imperio en ultramar y era visto como un mercado cautivo entonces, parte de hacer este mercado cautivo era regular extensamente qué entraba, qué salía, cuánto entraba, cuántas mercancías podían entrar o cuánto podía salir y tenía un muchas reglas hacía donde podían salir mercancías de España, era desde Sevilla después se expandió a Cádiz, pero había un solo puerto, generalmente que es del que podía salir mercancías y existían puertos en las Américas que eran exclusivos para la importación de productos foráneos que tenían que ser aprobados por la corona. Ésta, regulaba hasta cuántas veces se podía viajar y era dos veces al año de hecho o una vez cada dos años una cantidad así, o sea, la oferta de mercancía en las Américas era muy reducida con el fin de incrementar precios, eso es lo que se especulaba, incrementaba los precios para los bienes que tenían los mercaderes españoles.

Entonces, como sabemos en economía, en el momento en que se pone una regulación existe una forma de darle la vuelta y el contrabando era precisamente eso, una forma de poder solventar la demanda que existía en las colonias porque las colonias tenían plata literalmente, pero no tenían mercancías, estaban cerrados al comercio exterior por este entramado institucional para poder capturar las rentas monopólicas de la corona, pero lo que querían las élites urbanas eran sedas, porcelana o querían todas las mercaderías que existían en Europa, pero estaban muy restringidas debido al sistema de comercio que estaba impuesto.

 

Ahora qué hacen los contrabandos. Podemos decir que hay dos, la primera es simplemente contrabandear, que es traer mercancía ilegal, pero nosotros no somos realmente piratas solamente somos contrabandistas y podamos proponernos en nuestro cargo no declarar tal y cual bien, vamos a traer cosas que la corona no aprueba y esa es el contrabando más normal. La otra figura la del pirata hace de las dos, era alguien que se dedicaba contrabandear, pero también era considerado un criminal y arrasaba, por ejemplo, tomaba si veía galeones o si veía flotas españolas, las tomaba o secuestra y después pedir una recompensa por oficiales que hubiera capturado y claramente el mayor botín era capturar el galeón de manila que generalmente iba cargado de plata hacia las Filipinas y después regresaba cargado de mercancía, entonces cualquiera de los dos era bastante valioso de capturar.

 

Son dos, una sería el pirata que también arrasaba, iba a pueblos, saqueaba y en respuesta a los piratas hubo una directiva de Felipe II diciendo, <<no vamos a crear poblaciones innecesarias en la costa porque entonces es un peligro para ellos y puede atraer piratas a para atacarlos, mejor las costas deben estar desérticas para no dar ninguna oportunidad de que puedan tener agua o víveres o cualquier incentivo para acercarse>>

 

Ángel A. –  Lo que tú descubres es que precisamente los pueblos que tienen puertos son más desarrollados que los que no, o sea, sean puertos legales o ilegales entonces esa política de Felipe II en cierta manera no ayudaba en el largo plazo al desarrollo de las Américas.

 

Jenny G. – No ayudó y creo que hay un trabajo ahí que alguien debería hacer sobre cómo perjudicó a la distribución de la población y la economía geográfica de estos países, pero bueno volviendo al tema, lo que pasa es que cuando existe esta restricción de crear poblaciones, entonces, se van a crear poblaciones clandestinas, no va a ser reconocido, pero ciertos países naturales ciertos puertos naturales se van a convertir en lugares en los que los contrabandistas van a poder desembarcar y esto va a ser sabido por todos, el puerto tal y tal es donde se puede desembarcar, hay mercancía, no hay nadie o está muy cerca de esto entonces, esos lugares son lo que nosotros llamamos bahías piratas o bahías de contrabando.

 

Ángel A. – Estas bahías piratas hoy en día son más prósperas que los pueblos que están tierra adentro. Por lo que tú has trabajado no hay diferencias entre el puerto Veracruz y el puerto pirata ¿cómo es esa evolución?

 

Jenny G. – Lo que encontramos, es que haber sido uno de estos puertos contrabandista o pirata de hecho fue “bueno” en el largo plazo ya que se creó un foco de comercio y un foco de población que cuando México se vuelve independiente y el comercio se abre, entonces se vuelve un lugar en donde ya abiertamente podemos comerciar. Ya la habíamos hecho de todos modos, pero ahora ya podemos hacerlo legal y abiertamente entonces estos puertos van a crecer. Uno de los más famosos puertos de México eran piratas, después eventualmente se vuelven lugares turísticos, como Mazatlán, Huatulco, Bahía de Banderas, todos esos eran puertos que eran usados para el contrabando y que después florecieron cuando el comercio se legaliza. Ahora, estos lugares tienen mucho menos pobreza y mucho más desarrollo que lugares que tenían las mismas características geográficas, porque hay que recordar que las cosas de la América son muchas, o sea y hay muchas bahías que podrían ser usadas para el comercio, pero no lo fueron y que comparados con eso en términos geográficos no hay mucha diferencia excepto que, esa Bahía tenga una historia de contrabando y en el largo plazo eso fue bastante beneficioso para estos lugares.

 

Ángel A. – Creo que un tema que tú resaltas a lo largo de tu trabajo es que los puertos son buenos en términos hoy de cultura, pobreza y servicios públicos. Incluso los puertos ilegales que es un mercado ilegal también son buenos, entonces básicamente una institución que era más inclusiva como es el comercio y la posibilidad de comerciar prevalecía en su efecto positivo sobre la ilegalidad en el desarrollo institucional.

 

Jenny G. – Cierto y también porque el tipo de mercado ilegal, las externalidades que creaban no eran tan negativas digamos como otros mercados ilegales que generalmente venían con violencia o con muchas más externalidades negativas, en este caso las externalidades son menores, ya que están llenando una deficiencia en el mercado, están resolviendo un problema de demanda y entonces podría haber tenido un mayor beneficio social que otros mercados ilegales porque en realidad el régimen colonial mercantil era sofocante, o sea era muy limitado y al poder tener esta alternativa se podía mejorar la eficiencia del mercado.

 

Ángel A. – y de hecho colocaron las precondiciones para las reformas borbónicas, el comercio libre, la política de abrir un poco los mercados y luego en la independencia del libre comercio.

 

Jenny G. – Sí, creo que la corona reconoció que era esto era algo insostenible, en realidad vieron que las tiendas estaban llenas de mercancías que no cuadraban con los que supuestamente se debían haber aceptado y no podían hacer más, ya existía un guardacostas, había mil y mil regulaciones, creo que el contrabando fue una forma de que decirle a la corona que no hay mucho que puedas hacer más que regular, liberalizar y tal vez ganar algo con eso que tratar de prohibir tanto o sofocar el comercio.

 

Ángel A. –  Con esto terminamos ¿Cómo llegaste a todos los puertos piratas y cómo fue ese proceso?

 

Jenny G. – Los puertos legales eran sabidos eran los que estaban reconocidos por la corona, pero los puertos piratas son historias locales regionales, por ejemplo, Peter G. quien tiene una gran descripción de los puertos del Pacífico y de cuáles eran usados para contrabandear y muchos de esos registros son de los piratas en sí mismo que tenían diarios y decían, podemos usar este o este puerto, pero este no y el día tal y tal fui a esta Bahía y me encontré con esto y descargué tal, entonces, los diarios, también mapas de piratas, de rutas y de bahías fueron muy útiles para historiadores y podemos ver que están todo a lo largo de la costa del Pacífico, alrededor de la costa del Golfo de México, Península de Yucatán y península de Baja California.

 

Ángel A. – ¿Los piratas en México eran españoles, holandeses o ingleses?

 

Jenny G. – Había de todo, lo que pasa es que había muchos piratas en el Caribe, como ves en la película, porque era más fácil para llegar que a la costa del Pacífico, había franceses, ingleses, no eran tan comunes, pero sí existían los extranjeros, pero era sobre todo obra de los  mercaderes españoles que ponían carga indebida en sus bodegas.

 

Ángel A. – Jenny un mensaje final para quienes han escuchado este episodio sobre tu trabajo, próximos pasos y las implicaciones para América Latina.

 

Jenny G. – Pues, primero muchas gracias por escuchar. Creo que esto fue apenas una descripción muy somera de lo que se puede hacer en esta área y claro, invitarlos a todos a seguir atentos. Para mí el periodo colonial es bastante importante para Latinoamérica y creo que aún no se ha descubierto todo lo que hay que descubrirse.

 

Ceteris Paribus podcast de economía en español del Penguin iniciaty for Stuff Markets en el departamento de economía de la Universidad de Pensilvania aquí discutimos el pasado el presente y el futuro de la economía en español haciendo especial seguimiento América Latina